lunes, 20 de octubre de 2008

Arrimando el bochín…



Ituzaingó ganó el día que Midland perdió el invicto (por fin), quedando a 7 puntos de los líderes. El León hace 4 fechas que no pierde y sacó 10 de los últimos 12 puntos en juego.
¿El partido? Dejó mucho que desear, pero el Verde ganó 2-0 en una cancha difícil como la de Lugano. Scurnik fue la figura y hubo un buen rendimiento de la dupla central Carrizo-Canteros.



Pese a la mala actuación de su equipo ante Yupanqui, Aldo Bazán repitió por tercera vez consecutiva los mismos once jugadores.
Y para decir verdad, el primer tiempo frente a Lugano fue todavía peor que lo hecho por Ituzaingó una semana antes.
La pelota era muy mal tratada en todos los sectores de la cancha y el Verde no tenía un patrón de juego. Bordón estuvo muy errático, lento y previsible. Dallera fue otro que erró todos los pases en el primer tiempo y el balón no le llegaba a Iturraspe que era el único al que se le podía caer una idea.
Ante ese panorama, Lugano se empezó a animar y tuvo un par de llegadas, allí apareció el Ruso Scurnik que tuvo una tarde inspirada y cerró el arco.
Pero durante toda la etapa inicial las subidas por izquierda de Oviedo en combinación con el delantero Aguirre eran un dolor de cabeza para el León.
Encima cuando el equipo de Aldo intentaba atacar, chocaba contra la bien plantada defensa del Naranja, a Carloni no le llegaba la pelota y Pereyra estuvo ausente y casi sin participar del juego. Así, todo era muy difícil.
La única chance clara para Ituzaingó, en los primeros 45’, vino de un centro del Coco Frisani (que desbordó) y Nico Carloni cabeceó por apenas arriba del travesaño.
Por eso para el segundo tiempo, Bazán pateó el tablero. Hizo dos cambios desde el arranque (algo no habitual en el), ingresaron Lucas Alonso e Ignacio Pérez por Iturraspe Y Pereyra.
Pero mientras uno pensaba que los que entraron eran los indicados pero los que salieron quizás no tanto… ¡llegó el gol de Ituzaingó!
Un tiro de esquina, desde la izquierda, ejecutado por el Duende Alonso que después de un par de entreveros empujo al gol con un zurdazo Juan Carrizo.
El jujeño le daba la gran alegría al León y solo iba 1’ del segundo tiempo.
Lugano sintió el gol en contra, le costó reaccionar y los nuestros se veían mejor parados que en el primer tiempo: con dos delanteros natos, la dupla, Pérez-Carloni y con Luquitas Alonso jugando del volante izquierdo (igual que Iturraspe) animándose de vez en cuando a gambetear y aportándole verticalidad al equipo.
El partido nunca quebró la mediocridad, pero los últimos veinte minutos fueron intensos. Lugano empezó a ir “a la carga Barracas”, ya que su DT Miguel Seronero metió todos los jugadores ofensivos que tenía en el banco y hasta terminó jugando de centrodelantero, el defensor Polack.
El juego se partió y ya no existía el mediocampo, claramente los contragolpes de Ituzaingó parecían medio gol.
Por eso, y cuando el Naranja presionaba cerca de el arco de Scurnik (que se mostró muy seguro durante todo el partido, pero más en esta etapa del encuentro), un gran pase de Manu Bordón desde la mitad de la cancha dejó mano a mano a Carloni con Sosa, y el 9 de Ituzaingó definió con gran clase.
Iban a quedar diez minutos para el final (faltaban cinco para los 90’ y Abeledo adicionó otros cinco), pero Lugano después del segundo del Verde quedó sin respuestas. Es más, de contra, el León acaricio el tercero. Sí se daba, hubiese sido muy exagerado.
Tras el pitazo final del juez, se valoró y mucho la victoria. El equipo no jugó para nada bien. El local por momentos fue más y el empate no quedará descolgado si algún comentarista lo quiere poner como resultado moral.
Pero de ganar los partidos “feos e incómodos” se hacen los campeones, por eso este triunfo se valora y mucho. Además que el puntero de Libertad haya perdido su invicto es otra invitación a soñar con que todavía se puede.
Ahora se viene Atlas, otro partido como visitante, para el reality de la D el que pierda quedará sentenciado.


Por Mariano Genisso

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