lunes, 1 de diciembre de 2008

Que el año se termine ya!!!




Otra vez la misma historia. Dos goles de ventaja no fueron suficientes. El León volvió a basilar en el segundo tiempo, esta vez ante un débil San Martín de Burzaco, que casi lo gana. El 2-2, en casa, hizo estallar la bronca de la gente. El equipo terminó noveno en la primera rueda y a 17 puntos del primero. Una desgracia…


La mala imagen que el equipo había dejado ante Liniers no se podía repetir. Mucho menos como local y ante el pálido San Martín, que en esta temporada solo había ganado un partido de los 16 jugados (a Central Ballester como visitante). Pero aunque suene increíble, la historia se repitió casi tal cual lo sucedido en Villegas, siete días antes.

Con una defensa de tres, sistema que volvía después de varios partidos, un mediocampo de cuatro hombres sin marca y un trío ofensivo con Lucas Alonso de enganche y Aranda-Silva por primera vez en cancha, como dupla, el León se la jugaba ante San Martín.

Sin ser una maravilla, Ituzaingó era superior en el arranque del partido. Y a los 9’ ya estaba en ventaja en el marcador. Lucas Alonso, por izquierda, tiró en centro y Gustavo Silva con el pecho anticipo a todos y eludió al arquero para definir con arco libre.

Motivado por el gol y teniendo enfrente a un equipo muy endeble, El Verde estaba de cara a una tarde de reconciliación; con los hinchas, que de arranque le reclamaron al equipo por mas actitud. Cuando a los 18’ llegó el 2-0, bombazo tras un corner de Juan Carrizo, la tranquilidad empezaba a reinar, salvo para aquellos que recordaban lo que pasó la fecha anterior.

Ituzaingó, tuvo sus chances para marcar el tercero. La mas clara un mano a mano de Gastón Aranda que anda torcido para la definición. Pero la máxima complicación, esta vez, no fueron los goles malogrados. A los 36’ se fue expulsado el jujeño Carrizo, por doble amarilla (en un minuto pegó dos patadas y recibido sendas amonestaciones), sin dudas el defensor es un gran proyecto pero a veces comete errores de principiante.

Por el hombre menos, Ezequiel Alonso pasó a integrar una línea de tres demasiado improvisada junto a Dallera y Páez. Cabe destacar que el mayor de los Alonso ya estaba integrando una defensa de cuatro hombres que se armo desde que el Verde se puso en ventaja. Quizás por el poco rodaje de dicha línea defensiva, San Martín descontó faltando cinco minutos para finalizar el primer tiempo. Con una buena definición de Milano, tras una jugada generada por izquierda, la banda que marcaba Alonso.

Para el segundo tiempo, Aldo rearmó sin cambios de nombres a la defensa.
Pasó a marcar el lateral derecho Pereyra y por la izquierda continuó, pero ahora mas abierto, Ezequiel Alonso. Era notorio observar que el DT no ponía ningún defensor de los que tenía en el banco, y que Scurnik siguiera atajando con una renguera pronunciada que tenia desde el primer tiempo tras un choque.

El partido se empezó a hacer intrascendente y peligroso a la vez para Ituzaingó. Allí aparecieron los cambios en el Verde. Salió el arquero, ingresó un muy aplaudido Godoy y Daniel Bazán reemplazo a Pereyra, en el cambio más cantado de la era Bazán.

Los minutos pasaban y San Martín crecía en protagonismo dándose cuenta que Ituzaingó era endeble en el medio y defensa. Por eso los contragolpes del de Burzaco parecía medio gol. En uno de tantos ataques, casi siempre mal definidos o salvados milagrosamente por Godoy, a los 32’ llegó en tan temido 2-2, otra vez Milano definía bárbaro y se consagraba como figura del partido.

Y casi lo gana Burzaco, o al menos dio la sensación de terminar mejor parado anímicamente que el Verde, que otra vez sufría su falta de temple y corazón para jugar estos partidos.

Más allá de errores puntuales, la caída libre del equipo tiene muchos responsables. La gente no se lo bancó más y despidió con fuertes reclamos a los jugadores. Terminó una rueda, pero al año aún le quedan dos partidos ¿No sería mejor que ya termine todo por el 2008? Nadie duda de que habrá novedades y el fin de año será movido, pero futbolísticamente para que seguir sufriendo…


Por Mariano Genisso

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