Cuando no podés ganar lo mejor es empatar, reza un mandato futbolero.
Quizás por eso algunos (jugadores) se fueron conformes con el magro 0-0 ante Juventud Unida. El Verde estuvo más cerca llevarse los tres puntos, Carlos Bello, el arquero de los locales, fue la figura. Igualmente el rendimiento de todos los futbolistas del León fue de regular hacía abajo.
Después de ganarle a Dock Sud, se esperaba con ansias la vuelta al triunfo fuera de casa. Y parecía propicio aunque complicado poder cumplir ese cometido ante el Lobo Rojo de San Miguel.
El equipo mostraba dos variantes en relación a lo observado siete días antes: Se confirmaba el retorno de Coco Frisani (tras la suspensión por cinco amarillas) en lugar de la Ardilla Balcaza y Pope Cáceres reemplazaba a Manu Bordón (por primera vez fuera del once titular) con una contractura en el cuadriceps.
El partido arrancó con iniciativa del local y con el Verde esperando, como queriendo estudiar al rival sobre la marcha, tal como pasa en casi todos los partidos de los nuestros como visitantes.
Por eso, no sorprendió que Fonzalida tuviera una chance muy clara de gol. A los 10’ aprovechó una siesta de la defensa del León, ante un tiro libre que el discreto Biassuto pitó después de que ya se realizara el disparó en forma de centro, a raíz de esa curiosa situación el delantero de Unida recibió solo (ante la defensa de Ituzaingó parada) y tuvo mucho tiempo para definir, estrellando la pelota en el palo.
El verde, que hasta ahí solo vivía de algún chispazo del Duende Alonso por la izquierda, Tuvo su primera clara a los 18’ con un cabezazo de Juan Carrizo, después de una pelota parada, que Bello sacó de manera lucida. Al rato Zampini intentó de media distancia y otra vez Bello, aunque esta vez volando para la foto, salvó a su equipo.
El primer tiempo fue aburrido y acompañado por un intenso calor que solo permitió ver esas escasas chances de gol. Lo otro destacado de la etapa inicial fue la salida del Coco Frisani, por un muy profundo corte arriba de su ceja derecha en su lugar entró Balcaza.
Ya en la parte final, la historia cambiaría al menos desde las actitudes. Los dos equipos salieron mas decididos a ganar en el segundo tiempo y con menos recaudos defensivos.
El equipo de Santopietro durante gran parte del juego apostó a tres delanteros, pero el rendimiento de estos fue flojo por eso el Verde no pasó demasiados sobresaltos. Por caso, Dallera no tuvo ningún problema con Gelpi que jugó de wing izquierdo y casi no la tocó.
El Ruso Scurnik solo tuvo trabajo duro en un mano a mano con Fonzalida (de los tres delanteros el más rescatable). En esa jugada le puso el pecho a las balas. Sí, ¡la atajó con el pecho! y después se lo golpeó varias veces en clara muestra de confianza y auto-bombo, que si le sirve es bien recibido.
Lo cierto es que El Ruso se bancó su flojo momento inicial y ahora pasa por un lapso de varias fechas con buenos rendimientos.
Volviendo a la calurosa tarde del sábado, Ituzaingó tuvo entre tres y cuatro chances para abrir el marcador. Pero el ex arquero de Atlas estaba inspirado y tuvo su propio show.
Entre lo malo del equipo, ni Pereyra ni Iturraspe pudieron darle otro ritmo al equipo cuando ingresaron.
No obstante, Nico Carloni tuvo un el triunfo de cabeza a los 45’, pero el Loco Bello voló otra vez y cerró la persiana.
El 0-0, en las cercanías de la estación Muñiz, abre el debate. ¿Se sumó un punto, o se perdieron dos? La posibilidad de pasar a un rival directo se dilapidó, pero cuando la mano viene esquiva para ganarlo no esta mal sumar ese puntito.
Eso sí, en siete días ante Puerto Nuevo, antepenúltimo del campeonato, hay que ganar o ganar.
Por Mariano Genisso
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